Friday, February 29, 2008

Asesinos en Serie Mexicanos


Despues de leer el libro Las Muertas de Ibarguengoitia que trata de las famosas hermanas Las Poquianchis. No conocidas para mi previamente, si lo se, donde estuve todos estos años?. Me di a la tarea de encontrar mas información sobre ellas y otros asesinos en serie Mexicanos. Si aqui tambien tenemos enfermitos mentales en una cantidad un poco considerable... Chequenlo.

Las Poquianchis

En enero de 1964, el caso de Las Poquianchis puso en el mapa mundial al rancho Loma del Angel, ubicado en San Francisco del Rincon, Guanajuato(cerca de donde, por cierto, se localiza el rancho del expresidente Vicente Fox, de fama asimismo siniestra, aunque por diferentes causas).
Carmen, Delfina, María Luisa y María de Jesús González Valenzuela fueron detenidas gracias a que la jovencita Catalina Ortega escapó del encierro en que la mantenían y acudió con su madre, quien pidió la intervención de la policía. Uniformados y judiciales rescataron a doce mujeres sucias, enfermas, asustadas y con la piel pegada a los huesos. El Ministerio Público calculó que Las Poquianchis eran culpables de por lo menos 30 muertes, 20 inhumaciones clandestinas y cien secuestros.
La historia comenzó en 1958 cuando las hermanas González Valenzuela abrieron dos casas de comercio sexual, una en Leon y otra en San Francisco. El local de Leon era propiedad de un homosexual cuyo apodo era Poquianchis. Como así se conocía también al negocio, las hermanas heredaron el apelativo.
Las Poquianchis tenían enganchadoras en varios estados de la región que secuestraban a las mujeres cuando no podían engañarlas. Las sobrevivientes señalaron que las garrotizas eran cosa de todos los días, luego venían los encierros por largas temporadas, enterrados clandestinamente. Las mujeres que ya no servían como prostitutas eran enviadas al rancho Loma de San Angel donde terminaban por morirse de hambre.
Delfina y María fueron sentenciadas a 40 años. En la cárcel de Irapuato, Delfina fue golpeada accidentalmente por un bote con 30 kilos de mezcla. Falleció después de una larga agonía. María de Jesús pasó muchos años en prisión, salió libre y "se perdió por ahí". Carmen murió de cancer y María Luisa enloqueció en la cárcel llevada por sus temores de ser linchada.




Juan Corona



Juan V. Corona nació en México en 1934. A principio de los años '50 emigra a Yuba City, California, donde se establece y forma una familia. Poco a poco, de recolector en los campos (pizcador), ascendió a contratista y así conoció a muchos rancheros de la región a quienes abastecía de trabajadores en las épocas de recolección.

En 1970, un joven mexicano fue herido en la cabeza con un machete en el café que administraba el hermano homosexual de Corona, Natividad. La victima presentó cargos contra Natividad, tratando de obtener $250,000.00 por daños. Pero Natividad huyó a México y el caso se dejó como "sin resolver". Nadie pensó que Juan tuviera algo que ver con el crimen.

El 19 de Mayo de 1971, un granjero japonés estaba recorriendo sus huertas y se encontró con un hoyo recién hecho, mas o menos al tamaño de una tumba, entre dos árboles frutales. Uno de los trabajadores de Corona trabajaba cerca así que no le dio importancia hasta que, por la noche, que volvió a pasar por allí, encontró que el hoyo había sido rellenado. Llamó a la policía a la mañana siguiente y al cavar un poco se encontró un cadáver fresco, era el de Kenneth Whitacer.

Kenneth había sido apuñalado y su cráneo había sido abierto a golpes con una herramienta filosa.

Cuatro días después, trabajadores reportaron el hallazgo de otra tumba, el cuerpo de Charles Fleming se encontró en ella, antes siquiera de pudiera ser identificado, encontró otra tumba y luego otra. En los siguientes nueve días se encontrarían aun mas cadáveres en las huertas, en total veinticinco, la búsqueda se dio por terminada.

En una de las tumbas, los ayudantes del alguacil descubrieron dos recibos firmados por Juan V. Corona. El 4 de Junio, otro cuerpo sería descubierto junto con otros dos recibos con la misma firma. La mayor parte de las víctimas habían sido apuñaladas o asesinadas haciendo uso de una herramienta muy filosa, probablemente un machete. También se descubrió que algunos cadáveres mostraban signos de actividad homosexual. La mayor parte de las víctimas eran trabajadores inmigrantes, vagos y alcohólicos. Ninguna de las víctimas habían sido reportada desaparecida
.
Los recibos apuntaban a que Juan había sido el asesino, fue arrestado y fue llevado a juicio.

La defensa trató de hacer recaer la culpabilidad en el prófugo hermano de Corona, Natividad, presentándolo como un homosexual violento. El jurado deliberó durante 45 horas antes de declarar culpable a Juan. Fue sentenciado a 25 cadenas perpetuas.

Estando en prisión, Corona perdió un ojo en una riña entre internos. Actualmente cumple su condena en la Prisión Estatal de Corcoran, en California.



Los Narcosatánicos.

El cubano-estadunidense Alonso Constanse González llegó a México a mediados de los años ochenta de la anterior centuria. Cuando era niño su madre lo inició en el rito de la santería llamado Palo Mayombe. También conocido como Adolfo Constanzo, dejó su natal Miami para trasladarse a Tamaulipas y al Distrito Federal.
Sara Aldrete estudiaba medicina del deporte en una escuela texana cuando conoció a Constanse, en Matamoros. Sara fue cautivada por el apuesto joven y por el lujo en que éste vivía. Alonso de Jesús, El Padrino, celebraba misas negras, elaboraba amuletos y vendía protección a sus clientes y devotos mediante fuertes sumas de dinero. Organizaba rituales y regalaba sexo a sus seguidores, hombres y mujeres.
En un departamento ubicado en Londres 51, en la ciudad de México, Constanse y su banda realizaban ritos y "rallaban" a sus iniciados en la espalda. Se afirma que ahí acudían artistas como Yuri, Óscar Athié e Irma Serrano, quienes en su tiempo negaron la versión.
La denuncia de la desaparición del estudiante de Estados Unidos Mark Kilroy, de 17 años, fue el principio del fin para Los Narcosatánicos. La última vez que a Mark se le vio fue cerca del puente internacional en Matamoros, Tamaulipas. Las autoridades estadunidenses presionaron a las mexicanas para que investigaran, y las pesquisas las condujeron al rancho Santa Elena. Ahí no sólo se encontró el cadáver de Mark, sino 15 cuerpos más. En el matadero había también 110 kilos de mariguana empaquetada. Los crímenes dieron la vuelta al mundo y fue acuñado el vocablo narcosatánicos.
En el rancho se encontraron, asimismo, una piedra de sacrificios y un perol al cual en el medio de la brujería se le denomina "fundamento". Los cuerpos tenían el cráneo destapado y vacío, igual que el pecho. Las vísceras y sangre habían sido hervidas en el perol mezcladas con yerbas, patas de gallo, cabezas de chivo y de tortuga.
Mientras tanto, Constanse, Sara y sus cómplices se escondían de las autoridades en unas cabañas que rentaron en Oaxtepec y Popo Park. Las vértebras de Mark Kilroy cascabeleaban en sus cuellos.
Una amiga de Constanse les consiguió un departamento en la calle de Río Sena 19, en la ciudad de México. Nadie del grupo podía salir, excepto El Duby. El 7 de mayo de 1989 Sara escribió un mensaje que arrojó por una ventana del departamento. Un transeúnte lo leyó y se lo entregó a la policía. Así decía: "Aquí se esconden los hombres que anda buscando la policía y tienen a una mujer como rehén. Se trata de los narcosatánicos".
Cuando las patrullas arribaron a la calle de Río Sena, Constanse las recibió con una ráfaga de metralleta. Los agentes respondieron mientras los cómplices de El Padrino aventaban hacia la calle cientos de billetes de 20, 50 y cien dólares para causar confusión.
Cuando finalmente la policía ingresó al departamento halló los cadáveres de Alonso Constanse y Martín Quintanilla con el tiro de gracia. Los policías hablaron de un pacto de muerte, pero los cómplices de El Padrino afirmaron que los judiciales los habían acribillado.
El Duby se escapó de Santa Martha, fue reaprehendido y confinado en el penal entonces llamado de Almoloya. Omar, otro cómplice, murió de SIDA. Sara Aldrete fue sentenciada a 49 años de prisión.

Angel Maturnio Resendiz

Angel Maturino Resendiz es el nombre comúnmente usado para referirse a Angel Leoncio Reyes Recendis, asesino serial mexicano que cometió una serie de terribles crímenes en suelo norteamericano desde 1997 hasta 1999 (Aun se investigan otros antes de este intervalo de tiempo). Fue bautizado por los medios y las corporaciones policíacas como 'El asesino de las vías' puesto que la mayoría de los asesinatos ocurrieron en localidades contiguas a las vías del tren. Se sabe que el hombre transitaba con frecuencia de México a Estados Unidos y hasta Canadá por lo que la verdadera cantidad de crímenes que haya cometido permanece desconocido.

Según el especialista John Douglas el perfil de este asesino corresponde al tipo de los desorganizados y a pesar de que este tipo es de los mas fáciles de atrapar por su poco inteligente y nada sofisticada manera de conducirse, Resendiz por su exclusivo modus operandi evadió eficientemente a la ley por mucho tiempo a pesar de que los esfuerzos para capturarlo eran considerables.

La infancia de Resendiz no se caracterizó por la unidad familiar ni por un ambiente de solidez y valores. Al parecer no vivió con su madre, sino con otra familia y su vida era en las calles, expuesto a una vida pendenciera y fuera de conducta. Según su madre, pudo ser incluso atacado sexualmente por los homosexuales de Puebla. A los 16 años ya estaba cruzando ilegalmente la frontera a los Estados Unidos.

Los crímenes que se le conocen o que le son legalmente atribuidos siguieron un procedimiento similar, siendo que las victimas vivían junto a las vías de algún tren. Aprovechando la oscuridad y soledad de dichos vecindarios entraba en la casa de cualquier persona a robar objetos de valor y dinero. Cuando la víctima llegaba era brutalmente atacada con cualquier objeto u herramienta que estuviera a mano. Los oficiales de policía consideraban a este sujeto como extremadamente peligroso por la variedad de objetos que usaba para matar a sus victimas. Ya fuera un martillo o una roca, cualquier cosa le era útil. A pesar de que el hombre no era de gran complexión física, para las víctimas fue como si los hubiera atacado un gigante por la furia y malignidad del ataque sufrido.

Las victimas nunca fueron de características específicas, siguiendo el patrón del criminal desorganizado que ataca basado en la oportunidad del momento. Atacó tanto a jóvenes parejas universitarias como a adultos mayores de más de 80 años. A algunas de ellas las violó antes de asesinarlas aunque no era el objetivo primario en el, pero insistimos, si se daba la oportunidad de violar y hacer mas daño lo hacia sin mayores miramientos. Consumidor de alcohol y drogas como era, robaba para continuar con sus vicios y varias veces tomó los vehículos de las victimas para transportarse. De hecho así fue como se le pudo conectar con varios crímenes, por las huellas dactilares y los restos de sangre que transportaba de un sitio a otro.

Los registros criminales de Resendiz en los Estados Unidos son tan extensos que mas bien parecen una novela de terror. Desde los 16 ya era deportado desde Bronxville Texas, luego se sabe que falsificando su identidad hasta participó dos veces en elecciones locales. En 1979 fue sentenciado a 20 años de prisión en Florida por robo y asalto, pero después de 6 años fue liberado y deportado a México. En 1986 purgó pena de 18 meses por pretender poseer la ciudadanía estadounidense. En Nueva Orleans en 1988 también fue encarcelado por posesión de arma de fuego pero fue liberado al año. En San Luis el mismo año fue condenado a purgar 30 meses de cárcel por intentar defraudar al sistema de seguridad social. Y así varias veces mas fue fichado por delitos de variada gravedad. Lo increíble del asunto es que cuando ya era uno de los hombres mas buscados por el FBI la falta de coordinación entre las autoridades judiciales impidió detener al asesino a pesar de que migración lo había detenido. El sistema falló en identificar a Resendiz como un criminal peligroso y fue deportado para que regresara a matar más gente en los Estados Unidos. John Douglas había predicho precisamente que la falta de coordinación y de un sistema de base de datos que relacionara las detenciones impediría la captura del Railroad Killer. Y así fue...

La esposa de Resendiz, o al menos eso se cree que es, se puso en contacto con la policía norteamericana y les entregó diversas joyas que habían sido regalo de su esposo. Posteriormente los familiares de las víctimas reclamaron la mayoría de los objetos. Entonces ya se tenía claro quien era el criminal, solo era cuestión de atraparlo ¿pero cómo? Así fue que Drew Carter, un joven agente de Texas entró en contacto con la familia de Resendiz, quien tiene varios familiares esparcidos por Estados Unidos y fue la hermana quien negoció un trato con Carter con el objetivo de mantener a salvo a su hermano. Se dice la hermana deseaba que el FBI no matara a su hermano y a la vez ya había caza recompensas merodeando la frontera. El trato consistía en proteger la vida de Resendiz y de aplicarle una prueba psicológica. En ningún momento se negoció la no pena capital, ni el posible resultado de un juicio. Lo curioso del asunto es que todos sabían que Texas es uno de los lugares donde más ejecuciones son efectuadas por crímenes como estos. Prácticamente estaba asegurada la pena capital.

El mexicano Angel Maturino Reséndiz fue ejecutado el 27 de Junio del 2006 con inyección letal en la cámara de la muerte del estado de Texas por uno de los 15 asesinatos a los que fue vinculado. Reséndiz, conocido el "homicida de los rieles", se convirtió en el sexto mexicano en ser ejecutado en Estados Unidos desde 1976 cuando la Suprema Corte de Justicia restableció la pena capital. "Dejé que el diablo manejara mi vida", dijo Maturino Reséndiz en lo que fueron sus últimas palabras antes de morir, Al cabo de una respiración profunda, el mexicano dijo con tranquilidad: "perdóname mi Dios. Diosito santo, aquí vengo mi diosito", Por primera vez desde que inicio su proceso legal, Maturino Reséndiz aprovechó sus últimas palabras para dirigirse a sus víctimas y a sus deudos. "Solo quiero saber que existe en su corazón perdón para mí" agregó


El Goyo Cardenas

En septiembre de 1942, mientras buscaban el rastro de una joven de 17 años a la que se había reportado como desaparecida, la policía allanó una descuidada casona del rumbo de Tacuba, en cuyo interior se encontraron algunas probetas y varios frascos con sustancias químicas. El detective que dirigía la investigación revolvió los pocos muebles que había en la construcción, pero no pudo encontrar pista alguna. Cuando se disponía a salir de la casa, notó que en el pequeño jardín, lleno de lirios y enredaderas, las moscas sobrevolaban con insistencia una especie de promontorio lodozo. Extrañado, escarbó con un palo de escoba. De ese modo se descubrió el cementerio particular del mayor asesino de mujeres que hasta entonces hubo en México.

Al día siguiente, las imágenes de cuatro mujeres estranguladas con una cuerda —las cabezas envueltas en trapos—, iniciaron desde las primeras páginas de los diarios una danza macabra que desató la náusea entre la sociedad. El autor de los crímenes era un estudiante de química que pasaría a los anales del crimen convertido en el primer asesino serial en la historia mexicana: Gregorio Cárdenas Hernández, a quien a partir de entonces se conocería como "El Estrangulador de Tacuba".


—¿Por qué les tapaba la cabeza al sepultarlas? —le preguntaron antes de enviarlo al Pabellón de Siquiatría en Lecumberri, donde habría de pasar las tres décadas siguientes.

Cárdenas respondió:

—Porque me horrorizaba verlas después de estar con ellas en el lecho del placer: en todos los casos sentía una aversión profunda. El espasmo produce en mí efectos indescriptibles, algo que no sé explicarle...

Durante su estancia en prisión, Cárdenas fue sometido a 40 peritajes. Ninguno de ellos logró explicar los misterios de una personalidad que tras cometer los peores crímenes de que se hubiera tenido memoria dedicó los años de reclusión a la escritura de varias novelas y al estudio del Derecho. En todo caso, cuando "El Estrangulador" fue liberado, en 1976, se encontraba apto para ejercer la abogacía y llevaba años defendiendo a los reclusos más pobres. En otro misterio que posiblemente ni otros 40 peritajes podrían explicar, Cárdenas fue ovacionado por los legisladores, durante una visita a la Cámara de Diputados. Esto provocó que la voracidad comercial intentara convertirlo en héroe de una historieta: "Aventuras de Goyo Cárdenas". El intento, sin embargo, no fructificó. Al poco tiempo los crímenes fueron olvidados y Cárdenas pasó en la oscuridad los últimos años de su vida.


Raul Osiel Marroquin "El Sadico"

Raúl Osiel Marroquín, "el Sádico", dijo que pensaba mejorar su método asesino con la practica, pero se le acabaron las oportunidades de matar con el cuarto crimen. La policía de ciudad de México le detuvo en enero acusado de haber secuestrado a seis homosexuales y de acabar con la vida de cuatro de ellos.
Marroquín, un ex militar de 25 años, declaró en el Diario de México que le hizo "un bien a la sociedad" porque sus víctimas podían haber atacado a niños. Conocía a los hombres en bares gays y se iba con ellos a un hotel, donde les sonsacaba datos sobre su situación económica. A los que no tenían dinero los dejaba irse, tras insultarlos, y a los pudientes los invitaba a su apartamento. Allí les esperaba un supuesto cómplice, Juan Enrique Madrid Manuel, prófugo en la actualidad, que le ayudaba a torturar a los homosexuales, mientras negociaban con sus familiares sobre el pago de un rescate, según su confesión. Dijo que los mantenía secuestrados entre cinco y siete días. A las familias les pedía un rescate que oscilaba entre los 15.000 y 120.000 pesos mexicanos (1.200- 8.000 euros). Después, según contó, ahorcó a cuatro de ellos para que no le delataran, descuartizó los cuerpos y los guardó en maletas negras para tirarlos a la calle.
Las investigaciones se iniciaron a finales de noviembre de 2005 por la denuncia del secuestro de un empleado de una cadena de televisión, por el que se pagó un rescate y cuyo cadáver apareció, finalmente, el 9 de diciembre. La primera víctima mortal del Sádico había sido un estudiante de 20 años que apareció asesinado a finales de octubre y los últimos fueron dos empleados de 25 años, cuyos cadáveres aparecieron el 23 de diciembre.
Él dice que no es homosexual, que escogió a este colectivo porque están más dispuestos a irse con un extraño, pero la explicación no cuadra del todo porque si el móvil era exclusivamente económico, no tenía motivos para torturar a sus víctimas durante el cautiverio. Además, guardaba los documentos de identidad de los hombres a modo de trofeo, hecho típico de los asesinos en serie que suelen matar al sexo por el que se sienten atraídos.



Juana Barraza Samperio "La Mataviejitas"

Dedicada también en algunas ocasiones a la lucha libre (bajo el seudónimo de 'La Dama Silenciosa') o a la venta de rosetas de maíz afuera de la arena de lucha, llegó a cometer homicidios dentro del área metropolitana de la Ciudad de México desde fines de los años 90 del siglo XX hasta principios del año 2006.

Esta asesina en serie se ha transformado en uno de los casos más interesantes dentro de la historia criminal de México, ya que durante muchos años se mantuvo la comisión de sus crímenes sin ser capturada, y por la semejanza de su modus operandi con el de famosos asesinos en serie de otros países, como El Monstruo de Montmartre.

El primer asesinato atribuido a la mataviejitas fue cometido a fines de los años 90 aún cuando la serie de asesinatos comenzó presuntamente el 17 de noviembre de 2003. Se ha estimado el número total de las víctimas mortales entre 42 y 48.

Todas la víctimas de la asesina eran mujeres adultas mayores, quienes en su mayoría vivían solas. Las muertes eran provocadas por golpes o estrangulación, con robos materiales a las víctimas inmediatamente después de ser asesinadas. En casos aislados, se encontró evidencia de abuso sexual en las víctimas.

En el transcurso de las actividades criminales de la mataviejitas, las autoridades policiacas fueron duramente criticadas por los medios de comunicación puesto que, todavía a finales del 2005, asumían un "sensacionalismo mediático" respecto a un asesino en serie. Así mismo, se criticó el hecho de que el asesino era buscado, tal vez inútilmente, entre las prostitutas y/o travestís de la Ciudad de México. De hecho, durante la cacería de la asesina, Bernardo Bátiz, entonces Procurador de Justicia de la Ciudad de México, había indicado que 'el Mataviejitas' era 'brillantemente listo' (creyéndose hasta ese momento de que se trataba de un hombre y no de una mujer) que cometía sus crímenes después de un corto período durante el cual se ganaba la confianza de sus víctimas. Los oficiales que investigaban el modus operandi del asesino sospecharon que el o la 'mataviejitas' se presentaba ante sus víctimas como trabajador del gobierno, ofreciendo programas de beneficencia para personas de la tercera edad.

La búsqueda de la asesina fue complicada debido al cúmulo de evidencias contradictorias. En un punto de la investigación, la policía conjeturó que eran dos asesinos los que podrían estar implicados. También se puso singular atención en la extraña coincidencia de que por lo menos tres de las víctimas del asesino poseían una copia de una pintura del siglo XVIII Niño en Chaleco Rojo, del artista francés Jean-Baptiste Greuze. Interesantemente, antes de la captura de la presunta asesina, las autoridades mexicanas divulgaban declaraciones de testigos que señalaban que el asesino usaba ropa de mujer para acceder a los apartamentos de las víctimas. En uno de los casos, uno de los testigos observó a una "mujer grande con una blusa roja" salir del hogar de una de las mujeres asesinadas. Ello fue interesante para los criminólogos, puesto que había grandes paralelos entre la mataviejitas y el monstruo de Montmartre. Bajo ese contexto, se atribuyó al asesino (presumiblemente varón) la posibilidad de una doble personalidad. Otra observación interesante hecha por los investigadores fue la extraña coincidencia de que algunas de las víctimas de la asesina en serie eran de origen español.

El mayor avance en el caso ocurrió el 25 de enero de 2006 cuando se arrestó a una persona sospechosa huyendo del hogar de la última de las víctimas atribuidas a la asesina. La víctima, Ana María Reyes Alfaro, de 82 años de edad, residente de la delegación Venustiano Carranza de la ciudad de México, había sido estrangulada con un estetoscopio.

Para sorpresa de muchos, que habían supuesto que el asesino era de sexo masculino, la persona detenida fue Juana Barraza Samperio, entonces de 48 años. En pruebas preliminares, Barraza se asemejaba bastante a un modelo de arcilla que describía las características faciales del asesino: Persona de cabello tupido, teñido de color rubio y rostro de facciones duras. Al ser detenida portaba un estetoscopio, formas de solicitud de pensión para adultos mayores y una tarjeta que la identificaba como trabajadora social. Preliminarmente, la policía de la Ciudad de México aseguró que las huellas digitales de Barraza habían sido encontradas en la escena de por lo menos 10 asesinatos.

Se dice que, al momento de ser capturada, la presunta asesina confesó haber asesinado a Reyes Alfaro y a otras tres mujeres, pero negó estar implicada en el resto de los asesinatos. Ella comentó a los reporteros que había visitado la casa de Reyes Alfaro en búsqueda de trabajo como lavandera. "Ustedes sabrán por qué lo hice cuando lo lean de mi declaración policial" agregó finalmente Barraza.

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