Friday, September 04, 2009

Hace dos semanas fui a la Av. Juárez con unos amigos. Yo queía comerme unos tacos antes de entrar a tomarnos unas cervezas y bailar un rato, pero el puesto de tacos sudados estaba solo; yo estaba a punto de robarme un taco porque me moría de hambre y nadie me atendía, cuando salió el responsable del puesto de un bar. Al salir lo primero que me dijo fue: "es que ahorita nadie quiere andar en la calle, acaban de matar a uno hace cinco minutos". Y lo obvio de preguntar fue: donde?, a lo que el señor contesto: aquí, en la Plaza del Mariachi, es decir frente a nosotros...todavía estaba el cuerpo ahí. La gente morbosa se comenzó a reunir alrededor del muerto, los policias en bicicleta se limitaron a pararse junto al cuerpo recargados en la pared y sin hacer nada, ya que como siempre, el ejército llegó más de media hora despues. Mi reacción inmediata fue decir vamonos de aquí!, yo no voy a estar tomándome unas cervezas frente a un muerto, hasta por respeto. Mis amigos aparentemente no pensaron lo mismo, unos se cenaron unos tacos viendo el cadáver, el resto que ya estaba en el interior del bar no se quiso salir porque "acababan de comprar una cerveza". Yo fui la única que se volvió a subir a la camioneta de inmediato y no quiso ver el cuerpo. Claro que en el inter de mi alteración me avente un speech de como nos hemos vuelto tan insensibles que se nos hace algo normal ver un muerto frente a nosotros y nisiquiera por respeto nos retiramos del lugar, mientras todos me veían con cara de "vieja loca". Mi pregunta inmediata fue: ¿hasta dónde hemos llegado? o acaso ¿es que siempre Juárez ha sido así? ¿en Juárez siempre hemos sido así?.
La última ocasión que recuerdo en que la sociedad en general se sintió indignada por un hecho violento fue la muerte de Airis Estrella (una niña de 7 años que descuartizaron y metieron a un tambo con cemento). Nisiquiera la muerte del profesor Manuel Arroyo logró movilizar a la sociedad estudiantil, escuché comentarios en los que decían que él tenía deudas de algún tipo y por eso lo habían matado, como si eso borrara el hecho de que fue un asesinato y que era una persona inocente, un activista social y un destacado profesor que dedicó su vida a la comunidad.
Aquí en Juárez tenemos pláticas todos los días sobre el narco, las muertes, que si el gobierno esta metido o no, que si el Chapo quiere la plaza, que quién es el responsable, que nos vienen a tirar aquí lo peor de todo el país, pero en ningún momento he escuchado alguna justificación válida de porque Ciudad Juárez es ahora la ciudad más violenta del país, y cómo en otros momentos históricos ha sido cuna de los crimenes más atroces y violentos que en mi corta memoria y tiempo de vida recuerdo, a pesar de haber vivido en varios lugares de la república.
En lo que va del año, Juárez ha registrado un total de mil 457 asesinatos, lo que representa el 30% de las cerca de 5,000 muertes violentas contabilizadas de enero al mes pasado en todo el país. ¿Pero porque??
Hay varias hipótesis:
1) Que es la plaza más importante de cruce de drogas en la república, y por lo tanto la más peleada.
2) Que buscaban unificar el narco pero los de la línea no se dejaron y eso desató la violencia.
3) Que es un sitio de impunidad total, entonces para todo mundo es muy sencillo agarrar un arma y matar.
4) Que ya no hay trabajo, entonces muchos se tienen que dedicar a esto.
5) Que hay mucho consumo de drogas, y por lo tanto hay mucha oferta.

Todo esto es cierto, y explica muy bien tanto muerto. Lo que no me queda muy claro es porque los muertos, los sicarios y los narcos no se terminan, cada vez hay más, y porque aquí hay más que en ningún otro punto importante del narcotráfico en la república. Lo que tampoco entiendo es porque para las personas de Juárez la cultura del narcotráfico es algo normal y hasta se mitifica. Todo mundo en Juárez tiene conocidos narcos, familiares narcos, amigos narcos, y es normal. Muchas personas tienen tan poco respeto por la vida humana que no les importa la cantidad de muertos, lo justifican diciendo que "algo habrán hecho para que les pasara eso", cómo olvidando el hecho de que eran seres humanos, tenían familias y merecen justicia, o al menos un poco de respeto. Es increíble para mí el escuchar historias de cómo a los muertos les roban sus celulares, sus carteras y hasta cervezas cuando los acaban de matar, ¿hasta que punto hemos llegado?. Cuando sucedió lo de las muertas, la gente se reducía a decir que eso era algo politizado, que únicamente quemaban a la ciudad, y lo ignoran como si no hubiera sucedido, porque simplemente no les interesa, no eran sus hermanas o sus esposas, no eran sus hijas, ¿porqué debía importarles?, antes se sensibilizaron personas extranjeras y hasta vinieron a marchas que la población de Juárez, quienes mientras tengan su cerveza y su trabajo en la maquila son felices.
A mi eso me habla de una crisis de valores tan profunda, que explica a la perfección la facilidad en la que muchísimas personas se involucran en actividades de este tipo. El narcotráfico aquí es parte de la cultura desde hace muchísimos años, es sinónimo de poder, la gente lo aplaude. El respeto por la vida humana es nulo, no nos importa quién muere o vive, mientras no seamos nosotros. El usar un arma y cometer un delito no es algo malo, es consecuencia de la "falta de oportunidades". Hay gente que comenta que el problema es la oferta y la demanda, si hay consumidores va a haber narcotraficantes.
Si, tienen toda la razón, pero consumidores hay en todo el mundo, y no en todo el mundo se ven estos problemas. Narcotráfico hay en todo el país, no en todo el país se ve este número tan importante de muertes en general, de inocentes y la forma en que se dan. Violencia hay en todos lados, pero no con el dolo que se ha experimentado en esta frontera. Fronteras con Estados Unidos hay muchas, pero ninguna tan violenta como Juárez. ¿porqué?
Porque aquí si hay mucha gente dispuesta a vender drogas, a matar gente, a torturar y a hacerse oídos sordos ante la situación; a diferencia de otros lugares, en los cuáles el miedo a la autoridad, la simple ética, o unos buenos valores, les impiden involucrarse en ese tipo de actividades, en los cuáles las muertes si indignan a la sociedad y provocan movimiento y exigir su esclarecimiento, cuando aquí vemos 100 personas en las marchas, del más de millón y medio que vivimos en la ciudad. Porque a diferencia de otros lugares, aquí no nos importa el prójimo, la vida humana y no nos incomoda que existan los narcotraficantes.
Personas también justifican la pobreza y la falta de trabajo como lo que los lleva a involucrarse en este tipo de delitos. Eso es un error, los estados más pobres de la república no tienen tantos delincuentes, un indígena viviendo en su comunidad no va a tener estos problemas, para él la venta de drogas no va a ser algo normal o mitológico, en su vida ha agarrado un arma o mataría a una persona por 6 mil pesos.
La solución está en que nadie se quiera dedicar a eso, o cada vez haya menos personas que lo hagan, pero parece que matan a unos y salen nuevos narcotraficantes, que prefieren poner en riesgo su propia vida y su libertad, antes de privarse de la cantidad de dinero fácil y rápido que el narcotráfico les da.
Historias sobran, del cómo personas sin necesidad comienzan a vender, o a matar, con el conocimiento y hasta apoyo de sus propias familias; quienes prefieren poner en riesgo la vida de sus propios hijos, hermanos o esposos antes de perderse de ese dinero fácil que tan cómodamente reciben.
Yo lo único que me pregunto es cuando vamos a tomar lo que nos toca de nuestra responsabilidad por esta violencia, por las muertes de hombres y mujeres, por el hecho de que no nos importen; cuando vamos a dejar de justificarnos con la ineptitud y corrupción del gobierno, la pobreza, la falta de oportunidades, la ubicación, la migración y sentirnos como algo externo al problema, cuando somos la primera y más importante causa de ellos. Cuando nos vamos a comenzar a respetar a los muertos o sus familias, cuando vamos a sentir al menos un poco de lástima por ellos.
Cuando vamos a dejar de considerar el dinero fácil y los bienes materiales nuestra más grande prioridad en la vida, antes que la vida misma, la paz o la propia libertad.

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